Alvaro Gonzalez al Programa Mercado Negro de la Radio Universidad de Chile

A 9 años de la masacre de Apoquindo


Compañeros, compañeras, amigos, amigas radioescuchas:

Soy Álvaro González, preso político en la Cárcel de Alta Seguridad detenido en la denominada Masacre de Apoquindo.

Este 21 de octubre se cumplen 9 años de la brutal reacción represiva en que los pacos, con el respaldo del golpista Patricio Aylwin, acribillaron el microbús en que iban más de treinta pasajeros y cinco compañeros en es tiempo militantes del Mapu-Lautaro, luego de una acción de recuperación de dinero en un banco de ese sector del barrio alto.

Segundos después de intentar resistir ser detenidos y dándonos cuenta de que estábamos rodeados y poníamos en peligro a los pasajeros, decidimos tirar las armas por la puerta y las ventanas. Al mismo tiempo se bajó el chofer de la micro con un paño blanco para mostrar que no había resistencia. Fue aquí cuando Carabineros agudizó la balacera produciéndose una escena dantesca en la que murieron y quedaron gravemente heridos más de 20 pasajeros víctimas de la policía y tres hermanos, militantes libertarios. Alejandro Sosa, Raúl González y Yuri Uribe fueron asesinados. Al acabar el açribillamiento se subió a la micro un policía y comenzó a rematar a los heridos que estaban en el interior, sin importar quienes eran pasajeros y quienes no.

Debemos saber que este accionar no es nuevo en las instituciones represivas a lo largo de la historia y aunque contiene uno de sus más violentos y mortales recuerdos es sólo una expresión de lo que ha sido y sigue siendo la política represiva de los gobiernos de la Concertación en su empeño por anular, encarcelar o aniquilar cualquier organización que se de el pueblo en su lucha por liberarse de las cadenas de la explotación que conlleva el capitalismo.

Hoy, por ejemplo, tenemos el sur, en que se están llenando las cárceles de mapuche que no cesan de pelear contra el Estado chileno y sus instituciones represivas que perpetúan la miseria y pretenden despojarlos de su identidad cultural imponiéndoles el pensamiento único del neoliberalismo.

Nuestra situación jurídica es la de casi todos los presos políticos. Hemos sido procesados y condenados varias veces por un mismo hecho tanto por la justicia civil como por tribunales militares. En este caso, comenzado el décimo año de prisión y sin tener sentencia definitiva, Oriana Alcayaga y yo fuimos condenados por un tribunal militar a presidio perpetuo calificado, condena que equivale a la pena de muerte, a la que agregando otras condenas por un mismo delito da un total de 61 y 81 años de prisión respectivamente sin posibilidad de salir en libertad antes de 40 años de prisión.

Desde este encierro los convoco a continuar resistiendo, a seguir creyendo que es posible realizar el sueño de ser libres en una sociedad solidaria, respetuosa de los más débiles y de la naturaleza.

¡LIBERTAD A LAS PRESAS Y PRESOS POLÍTICOS, AHORA!